Felicidad

Sin duda, sí, contesto
sin que nadie pregunte y me pregunte:
lo bueno es ya sin interrogaciones,
sin compromiso, responder
a muestra sombra lenta y sucesiva.

Sí, en este tiempo mío, en esta historia
de puerta personal, acumulé
no el desvarío sino la nostalgia
y la enterré en la casa de cemento:
duelo o dolor de ayer no me acompañan 
porque no sólo se mueren los huesos, 
la piel, los ojos, la palabra, el humo,
sino también el llanto devorado
por las sesenta bocas de la vida.

Así de lo que de uno en otro sitio
guardé -tristeza o súbita amargura-
la devolví cual pesca temblorosa
al mar, al mar, y me acosté desnudo.

Ésta es la explicación de mi ventura:
yo tengo el sueño duro de la piedra.

– Pablo Neruda

En proceso III